Es un hecho: la mascarilla se ha convertido en un básico de nuestro día a día, en una prenda más sin la cual no podemos salir de casa. Primero, fueron las llaves y la cartera; luego se les unió el móvil y, ahora, la mascarilla. Pero, las mascarillas, que desde un principio fueron un faro de luz para paliar la pandemia originada por el COVID-19, han supuesto una pesadilla para muchas personas y de múltiples maneras muy diversas.
En concreto, algunas de ellas son aquellas personas que ya sufrían bruxismo o que han comenzado a sufrirlo a raíz de la pandemia. Y es que la mascarilla, en muchos casos, hace que apretemos más la mandíbula o hagamos movimientos inapropiados con ella aunque no nos demos cuenta.
¿Por qué tendemos a apretar la boca cuando llevamos mascarilla?
Hay tres factores determinantes por los que alteramos el movimiento y la tensión mandibular cuando llevamos puesta la mascarilla:
1. La respiración
Si hay algo de lo que nos llevamos quejado desde que comenzaron a ser obligatorias, es que «la mascarilla no nos deja respirar». Esto es mentira.
Si bien es cierto que la respiración se ve alterada en muchos casos: acabamos respirando más por la boca y, con ello, realizando movimientos mandibulares hacia delante para inhalar.
Este movimiento repetitivo es, precisamente, lo que acaba derivando en un incremento de la tensión mandibular acumulada y en la aparición o agravamiento del bruxismo.
2. La comunicación
¿Cuántas veces has dicho o escuchado eso de «Es que con la mascarilla no te escucho»? Nada más lejos de la realidad…O tal vez, no. Es imposible que la mascarilla afecte a nuestra capacidad auditiva. Sin embargo, sí que influye en el emisor.
Al hablar con ella puesta, cuesta mucho más vocalizar y tenemos que alzar más la voz, de lo contrario, no nos entenderán y de ahí que «no nos escuchen».
Si queremos vocalizar mejor y hablar más alto, debemos abrir más la boca para ampliar la cavidad bucal y mejorar, así, el sonido que emitimos. Una vez más, estamos forzando la zona de la mandíbula, tensionándola más de lo debido.
3. El roce y nuestras sensaciones
La mascarilla debe ir siempre lo más ajustada a la cara posible, por lo que roza nuestra piel constantemente. Y aquí viene el problema. Ante esta sensación de roce constante de un cuerpo extraño, nuestro cuerpo reacciona buscando adaptarse a él. Para ello, tensiona los músculos de la zona y, de manera inconsciente, apretamos los dientes constantemente, originando un desgaste y un incremento de la tensión mandibular.
Estrés, mascarillas y bruxismo
Las mascarillas no son las únicas que han estado y siguen presentes a lo largo de la pandemia, sino que los casos de estrés y ansiedad incrementan a un ritmo acelerado. Ya mencionamos en nuestro anterior post que la ansiedad es una de las posibles causas para la aparición del bruxismo.
Si a esto le añadimos agobio que muchas personas sienten cuando llevan la mascarilla puesta, tenemos la combinación perfecta para que los casos de bruxismo también se hayan incrementado.
¿Cómo mejorar el bruxismo?
Por desgracia, no podemos eliminar las mascarillas ni el bruxismo de golpe. Tanto si sufres este problema a raíz de la pandemia como si has notado un empeoramiento con el uso de la mascarilla, la solución pasa por analizar el problema y tratarlo en el tiempo con el especialista que requieras.
En muchos casos, si el problema reside en una malformación bucal, ya sea antigua o reciente, el profesional más indicado será el odontólogo y probablemente deberás llevar una férula de descarga.
Si, por el contrario, el problema reside en un problema relacionado con la salud mental, como estrés, ansiedad o incluso depresión, entonces, lo más apropiado será la terapia psicológica.
Tanto si perteneces al primer caso como al segundo, la fisioterapia puede ser un gran aliado para ti.
Por una parte, mejora el bienestar físico, trabajando la musculatura y fortaleciendo las zonas afectadas.
Por la otra, la fisioterapia también logra trabajar la parte psicológica, mediante tratamientos como el pilates terapéutico. Está demostrado que la realización constante de los ejercicios de pilates terapéutico reduce los niveles de estrés y, además, contribuye a la reeducación postural, otro de los factores clave para el tratamiento del bruxismo en muchas ocasiones.
