Fracturas por estrés: ¿Qué son y cómo es su tratamiento?

¿Qué es una fractura por estrés?

Una fractura es una lesión que provoca falta de continuidad en la capa externa de los huesos. El tejido óseo está compuesto mayoritariamente por colágeno, el cual se encarga de reparar los posibles daños que pueda sufrir el hueso. Sin embargo, si los daños o lesiones son demasiado repetitivos, el colágeno de nuestro cuerpo no será  capaz de repararlos, originando una fractura por estrés. 

¿Por qué se produce?

Normalmente, las fracturas son originadas por acciones o movimientos traumáticos. En el caso de las fracturas por estrés, como ya hemos explicado, son consecuencia de la repetición de pequeños daños o traumatismos en un periodo de tiempo. Por lo general, se trata de daños de bajo impacto, pero que, al repetirse, acaban creando un daño mucho mayor.

Para que el hueso se mantenga sano, sin daños, siempre debe existir un equilibrio entre los daños que se puedan ocasionar, o bien por fatiga o bien por movimientos repetitivos,  y la capacidad remodeladora del colágeno para repararlos. Si este equilibrio se rompe y los movimientos repetitivos son de alta intensidad o muy frecuentes, se genera estrés óseo, originando la fractura.

Causas más frecuentes

Las roturas por estrés son frecuentes, fundamentalmente, en los deportistas, y se originan por:

  • No emplear la técnica adecuada a la hora de realizar deporte.
  • Problemas en los pies y calzado inadecuado.
  • Actividades repetitivas: ciertos deportes, sobre todo de alto impacto, requieren de actividades repetitivas, que acaban dañando el hueso. Ocurre, por ejemplo, en baloncesto, tenis y atletismo.
  • Alteración postural y descompensaciones musculares.
  • Nutrición inadecuada y falta de vitamina D.
  • Huesos débiles: falta de fuerza y densidad ósea por osteoporosis u otras enfermedades.

¿En qué huesos se producen habitualmente?

Los huesos que se ven afectados con mayor frecuencia por roturas por estrés son la tibia, el peroné, el fémur, la pelvis y los metatarsos.

¿Cuáles son los factores de riesgo?

Un aumento o cambio de intensidad y volumen de entrenamiento, que genera una mayor frecuencia de movimiento y, por tanto, un mayor estrés óseo.

Desequilibrio postural o muscular.

La actividad que se realice: los deportistas que trabajen más con las piernas, tendrán más tendencia a lesionarse en la parte inferior del cuerpo, y viceversa.

Desequilibrio energético por problemas alimentarios o, en el caso de las mujeres, por trastornos menstruales.

¿En qué deporte son más habituales?

Las fracturas por estrés son mucho más frecuentes en el mundo del atletismo.

Después, en deportes como el fútbol o baloncesto no suelen ser tan frecuentes. En el caso del fútbol, concretamente, afectan sobre todo al quinto metatarsiano.

Síntomas

Las roturas por estrés son frecuentes, fundamentalmente, en los deportistas, y se originan por:

  • Dolor y/o debilidad y en la zona de rotura. Normalmente, es un dolor que aparece con la actividad y desaparece o disminuye al estar en reposo.
  • Sensibilidad y dolor al tacto en la zona de la fractura.
  • Hinchazón.
  • Por lo general, los síntomas suelen manifestarse durante o después de realizar ejercicio. Suelen durar entre dos o tres semanas, pero, si no se trata adecuadamente, el problema puede complicarse y llegar a extenderse hasta cinco semanas

Tratamiento

En la actualidad, las fracturas por estrés pueden tratarse de múltiples formas. El tratamiento aplicado dependerá de la lesión y la zona a tratar. 

Por ello, nosotros, en Fisami, siempre realizamos primeramente un examen del paciente. Además, primeramente deberá ser diagnosticado por un médico a través de una prueba de imagen. Una vez determinado el problema, iniciaremos el tratamiento respetando las diferentes fases de consolidación.

Fases del tratamiento:

  • En una primera fase, hay que controlar la fase inflamatoria, presente en cualquier tipo de fractura, disminuyendo el edema y la hemorragia. Para ello, se emplearán tratamientos encaminados a favorecer la consolidación ósea y a disminuir el dolor.
  • En fases avanzadas, se tratará de mitigar los efectos de la inmovilización de la zona afectada, que abarcan desde la rigidez articular o la limitación de movilidad hasta la pérdida de masa muscular.

Posibles tratamientos

Después, realizamos programas de ejercicios personalizados y adaptados a cada paciente y problema en concreto, orientados tanto a la recuperación de movilidad como al fortalecimiento muscular.

Unido a lo anterior, también nos encargamos de conseguir una reeducación funcional progresiva para el paciente, antes de su vuelta al entrenamiento. 

Con ello, conseguimos atenuar el problema de raíz, reforzar el mantenimiento de la recuperación y la prevención de futuras lesiones.

fractura por estrés en el pie

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